Por David Fernández, director de proyecto

Si se observa la serie histórica de tipos de interés y se compara con la correspondiente de tasas de morosidad es fácil darse cuenta de que existe una cierta relación entre ellas. Sin embargo, viendo esta misma serie se puede percibir que las variaciones en el tipo de interés producen efectos distintos según el momento en que se dan. En definitiva, la coyuntura económica determina el grado de incidencia que acaba teniendo en la morosidad.

Con unos tipos de interés en mínimos históricos no es difícil imaginarse un escenario de subida respecto a los valores actuales. El intento que están haciendo todos los Gobiernos por salvar las economías de sus países respectivos les ha llevado a acceder al mercado de capitales y generar una importante presión sobre la demanda que puede acabar afectando al precio del dinero elevándolo hasta en dos puntos más. Además, a diferencia de otras crisis anteriores, ahora es el BCE y no el Banco de España el que marca el ritmo de la política monetaria. Y este ritmo probablemente no coincida con los intereses de España. Si Alemania y Francia empiezan a crecer y se atisban indicios inflacionistas todos los ingredientes para un incremento estarán servidos.

Si eso se produce en el corto plazo, el impacto que esa subida tendría en las tasas de morosidad de las entidades financieras españolas podría ser considerable. No hay que olvidar que en España más del 95% de las hipotecas están constituidas a tipo de interés variable, con un fuerte endeudamiento de las familias, con cuotas que a menudo rondan el 50% y plazos largos. Elementos, todos ellos, que amplifican los efectos de una subida de tipos. Pero, ¿hasta donde podría llegar?

Las simulaciones realizadas a través de RDF (Risk Dynamics into the Future), la herramienta de stress testing desarrollada por AIS, proyectan unos escenarios cuanto menos preocupantes.

Suponiendo un entorno marco-económico similar al de 2009, se han analizado los siguientes escenarios de subida de tipos en el 2010:

  • Subida al 1,5%
  • Incrementos trimestrales del 0,25%
  • Incrementos trimestrales del 0,50%
  • Incrementos semestrales del 1%

La imposición de estos escenarios tiene un efecto colateral en otros indicadores macro-económicos, lo cual es contemplado por el modelo macro desarrollado por AIS, incorporado a RDF y que permite diseñar escenarios a futuro, pero manteniendo la coherencia del resto de indicadores macro-económicos. Estos escenarios se han comparado con un escenario base de estabilidad de tipos en los niveles actuales. Los resultados son elocuentes.

Impacto de la subida de los tipos de interés en la moraUna subida de tipos del 0,25% trimestral (algo razonablemente probable si se consolida la recuperación en Alemania y Francia) supondría un incremento de la morosidad cercano al 10% en el cuarto trimestre del 2010. Si en lugar de ese escenario planteamos otro que nos deja los tipos en el 3% a finales de año, el incremento alcanzaría el 18%. En este último escenario, llegaríamos a tener tasas de morosidad por encima del 7%. Lo preocupante es que nos acercaríamos a niveles de morosidad que nos recuerdan a los alcanzados en 1993, pero con unos tipos de interés tres veces inferiores.

Del mismo modo que se han simulado estos escenarios, existen otros quizás excepcionales, pero posibles, a los que las entidades financieras podrían enfrentarse. Pero para poder encajar estos sucesos sin salir derrotado es necesario anticiparse y evaluar el impacto que estas circunstancias podrían tener en cada entidad. Sólo de esta manera es posible adoptar medidas que permitan reducir su impacto. Por este motivo, el Banco de España está insistiendo en que las entidades financieras deben realizar ejercicios de stress, los cuales ya se están desarrollando en un grupo de entidades elegidas. Las entidades financieras deberían darse cuenta de que estas herramientas no son una curiosidad o un refinamiento para unos pocos, sino una necesidad para poder afrontar un futuro incierto, inestable y muy competitivo como el que tenemos por delante.